Primer largometraje de François Truffaut y una obra maestra al alcance solo de los mas grandes. El director quiere transmitir a traves del joven Antoine Doinel parte de lo que fué su infancia, llena de incomprensión y falta de afecto.
Todo esta narrado de forma tan veraz y natural, que acaba uno entrando en el alma de ese niño y sentimos su estado de soledad y de angustia existencial, sobre todo en ese magnífico, agónico y estremecedor travelling final culminado con la mirada de Doinel a la cámara con el mar de fondo.
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