martes, 6 de octubre de 2009

FIGHT CLUB


Comienzo con la que en estos momentos es mi película favorita. Basada en la novela de Chuck Palahniuk, Fight Club es una obra brillante que recoge el espíritu de toda una generación de una forma terriblemente veraz. La película ha sido tachada por llevar al paroxismo la realidad que se ve representada en la misma, por ofrecer un retrato sórdido, cruel y dañino de la violencia y de la autodestrucción personal.
Pero decir eso es quedarse en la superficie, es no querer profundizar por miedo a encontrar algo que puede aterrarnos: el darnos cuenta de que nuestras existencias están guiadas por la inexorable voluntad de una sociedad que nos condiciona, nos determina, nos impone un estilo de vida del que es casi imposible escapar. Los posibles futuros que podemos forjarnos saliéndonos del gran engranaje son innumerables, pero ¿hasta qué punto tenemos el libre albedrío de elegir un camino distinto sin tener la certeza de que estamos abocados al fracaso?

Esta película es un llamamiento a la rebeldía y al nihilismo personal, sí, pero no como suplantación de los valores establecidos, sino como un primer paso para alcanzar un equilibrio definitivo.

La violencia nunca había sido tan necesaria ni reconfortante. La película es literatura refinada, poesía vanguardista y pintura encolerizada. Es arte total, es todo lo que el cine puede dar de sí. Definitivamente, una obra maestra.

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