viernes, 4 de junio de 2010

ETERNAL SUNSHINE OF THE SPOTTLESS MIND


Hace unos dias volví a ver esta maravilla, en un momento anímico bastante similar al que atraviesa Joel, me reconocí en su apatía, su abatimiento, su frustración y sobre todo, sus ganas de olvidar, o su confusión mas bien. Por que si algo deja claro esta película es que tanto Joel, Clementine o Mary, no quieren olvidar sus recuerdos, quieren eliminar el dolor, y eso conlleva borrar todos los momentos buenos y malos de una relación. Ahi está la cuestión, todos ellos han sentido verdadero amor, necesidad y puro sentimiento, por eso el destino y el corazón los vuelve a juntar continuamente.

Si bien el posterior reencuentro de Joel y Clementine parece algo improbable e increible que pueda suceder, su relación es claramente una metáfora sobre la necesidad de querer, de amar, de aceptarse, de perdonar, y como sucede al final, de darse una nueva oportunidad de compenetrarse, aun sabiendo todos sus defectos, sus reproches, el sufrimiento y la infelicidad que pasaron. Y es que poco o nada importa ese pasado cuando existe la sincera intención de amar.

La mágica manera de filmar de Gondry dá un aire mas realista, poético y profundo si cabe al mejor drama romántico de este siglo, una película imprescindible.